lunes, 5 de septiembre de 2011

Una aventura por KILOS en una OMSA





Con lentes oscuros la mujer robusta dirige el autobus. Tomo el asiento mas cercano a la puerta de salida. un comercial politico asegura que nuestros senderon enfocan la marcha hacia adelante, como si la mujer robusta sostuviera el volante de todos los autobuses en que nos toca subirnos.

Y ahi esta la señora con la camisa que use a los 15 (la verdad no se cual de las dos estuvo mas perdida). la chica del lado me ofrece dulces y sonrrie amistosa, difiere del cumulo de masas con ojos desorbitados que hace rato se me echo encima como si tuviera cara de de asiento confortable para tal cantidad de cuerpo!! entonces se me cae la teoria de las ventajas de este tipo de transporte (eso de tener mas tiempo para pensar y eso)cuando toda ella comprime lo que hasta hace poco era el lado dercho de mi cuerpo.

En fin, otras veces toca el conductor que despues de la bachata de moda cambia rapidamente la frecuencia donde supone su suerte gira en numeros esfericos hasta descubrir a la tercera oportunidad que su empeño y bolsillo una vez mas quedan oscurecidas por la ceguera de los tipos raros que mueven su suerte...

Pero no todo es tan malo, alguna vez (si las cosas salen mejor y se propaga por la ciudad los beneficios de una dieta balanceada) encuentras el extraño que ya nunca volveras a ver y que sostiene contigo una profunda charla filosofica, la vida y el pensamiento del hombre postmoderno, leemos un poco a Ingenieros, treinta minutos de apreciacion filosofica y el viaje vale la pena.

viernes, 2 de septiembre de 2011

A nadie le importa, en fin, eso parece




Ácido quemando raíces de olvido, quizás el futuro. Sangre en el traje y el asfalto, Macs patos y gallinitas de corsé y medias negras, gallineros enteros comiendo carne humana y les place el banquete. Grises de uniforme, dedos alborotados en atroz romance con el gatillo.

Niños que crecen ya sin alas, las Comisiones, Yuleidy y su Turpén, las patrullas, el cólera, la lluvia de acero sobre tantas cabezas, las fronteras, las aceras eternamente comerciales, los ángeles exiliados, las sucursales del infierno, los abogados, el líquido (hijo toxico de ninguna vaca) los niños, una –dos- tres- cien veces, s-i-e-m-p-r-e las circulares comisiones, la vaca pastando serenamente que es violada una y otra vez a latigazos de cruces y banderas.

En fin, a nadie le importa, en fin, eso parece.

(Por eso Moisés descendió con los diez Principios escritos en piedra, ya pensaría que así nadie jamás diría que aquello era solo un pedazo de papel, mas aun, nadie nunca lo creería.)

No se, no sé si Ricky, Tiziano o mi vecino recién expuesto, no, ¡no lo se! Es el caos, la indiferencia, los “no me importa” y qué se yo”, “deja esa vaina así” o “eto no e´ mio”. si, ya se, es mi pataleo de las causas cuaci-perdidas!!

Trato de que mi vaso sea un litro y no rebose con la última gota.
Sí, sé que miramos el horizonte, lo vemos  en la sonrisa de los que aun se atreven a creer y a no Creer, y ya no tengo dudas, “el defecto es la virtud”, por eso todavía no dejamos de ser, porque sí, los motivos son mas de cien, aunque sumamos una deuda infinita con fáciles pagos para jodernos a todos cómodamente.

jueves, 14 de julio de 2011

Día de lluvia


Hay tanto espacio.  No pertenecen a ningún otro. Espacios.    Espacios.    Te entregas y bailo la danza del aire desnudándome el cuerpo. Estoy recorriendo el sendero que mis pies dibujan, coronando con mis labios todos los besos que no pienso perderme por nada del mundo. Juego a beberme tu aliento cuando te quiebras en mi sexo de espuma y ceniza mojada. Hueles a mí en tus manos ahora,
siempre que tus dedos jueguen a hacerle un altar a mis inundaciones. Vuelvo, marcada por el vicio de tus transgresiones, atrevesada por la lluvia y el frío aniquilante de saberme incinerada por tu lengua
ahora mueves los rayos de mis luces, se los traga tu garganta
muevo las esquinas de tus sombras.
Mudarte a mi cintura provoca desvarios, s i l e n c i o s, a v a l a n c h a. 
Corre! o te quedas sin palabras y sepultado. Vuelve, tumbado a mis orillas te sobra la palabra y la ausencia.

miércoles, 13 de julio de 2011

Cabralmente vivido




 La sal serpentea abismos prolongrando este grito de arena que me rompe pulmones y cristales.

Hay tanta miseria inundando esta noche de pestañas rotas.
Sangre, la sangre  precipita este latir que pronto agotará la marcha, la canción de todos cae al alba a golpe de furia  y pistolas.

¡Cuánto azul en los espejos y vapor en los pies!

Cantar al amor y la vida, de paz y locura, cantar sin ángeles y ser de todas partes, pertenecer al mundo y  al verso, volar al despuntar el día y la música  es ahora silencio.

Se ha separado la noche del día con una herida atravesando en el pecho  y la melodía.

Es la voz a pulmón y las cuerdas, contra todo, infinita y etérea como todos los poetas.
Es la Poesía  la vida y está en nosotros, es la muerte, la puerta.

lunes, 23 de mayo de 2011

Me gusta cuando llueve

La humedad me gusta, una cuestión de complicidad entre nubes en el cielo y nubes en mi cabeza. Con la lluvia me llueven los sueños, el amor pausado y húmedo, con sus silencios y canciones, con su tristeza a cántaros en tiempos de sequía, su esperanza de fortuna al final de las luces de colores. Llueve. Mas allá de pronósticos de inundaciones y virus gripales.
Como aquel sonido único de la lluvia sobre el techo de zinc en mitad de la noche, ¿alguien conoce sensación semejante? Solo el sonido de las ruedas de un carro sobre el asfalto mojado produce en mí tal expectación.

Me gusta cuando llueve. Recordar la edad en la que era una aventura correr bajo la lluvia, contra la predicción maldita de gripe segura que nuestras madres sellaban en nuestra cabeza. Entonces no era extraño verse desnudo recorriendo las calles tras esa magia que las nubes parían sobre las caras felices. Ahora tan lejos esa estampa. ¿Por qué ya no? Ahora sólo un sueño. Otro renglón a agregar en mi lista de cosas importantes para hacer en la vida, la escena que siempre editamos en este film colectivo: bajo la lluvia, correr desnudos por las calles siendo inequívocamente felices.

Mis ojos se abren a los idiomas de la muerte


Mis ojos se abren a los idiomas de  la muerte
 el día de la Luz en tus manos es un número rojo  que causa risa solo en el sueño

Tu cuerpo en quietud plena ya no alcanza mis orillas. ¿A dónde voy sino al abismo verde de tu palabra muerta?

Ninguna parte  son mis pies, a ninguna hora mis manos escriben y la nada asciende en noches de caracol, en la angustia lejos del mar, lejos, del mar lejos en tormenta.

La luz de mis ojos  ya no la retienen los espejos  divago como una ausencia ancestral en la memoria del tiempo, ¡mi nombre  borrado antes de que la tinta humedezca el papel!

lunes, 16 de mayo de 2011

El tercer hecho, la tercera persona o la tercera es la vencida.?


La primera vez la luz atraviesa el pecho como una lanza que da cosquillas y es de vez en cuando espinosa. El temor circunda rápidamente. R-e-s-p-l-a-n-d-o-r-e-s.


A la segunda iluminación se abren ante los pasos estelas y antorchas, aunque bién podrían ser velas de cenas romanticas o fuegos producidos de maneras sospechosa, pero en fin c-o-n-s-e-t-l-a-c-i-o-n-e-s Vivas y se Viven con un terror magnífico.
Noches blancas y días espumosos.

Es la tercera occasion y vuelven a encenderse luces de alas que por el viento inicia el ritual de las llamas.